Transparencia y divulgación de la información empresarial. Parte I
Por::
Tamia Morales
En
12/09/2024Resumen:
La transparencia empresarial ha evolucionado desde centrarse en los beneficios del accionariado hacia un enfoque más inclusivo que considera a todos los grupos de interés, como la plantilla laboral, clientela y la comunidad. Este cambio, impulsado por la teoría de los stakeholders, promueve una mayor divulgación de información no financiera, como el impacto social y ambiental. La transparencia no solo es una obligación legal, sino una estrategia clave para ganar confianza, fortalecer la reputación y asegurar el éxito a largo plazo de las empresas.

iIlustración realizada por la IA
En un mundo cada vez más interconectado, las empresas ya no pueden operar de manera aislada, sin rendir cuentas a la sociedad. La forma en que una empresa gestiona su información y se comunica con el público puede influir enormemente en su éxito a largo plazo. Pero, ¿qué significa realmente ser transparente y por qué es importante que las empresas divulguen más que solo sus balances financieros?
La idea de que las empresas deben ser responsables ante la sociedad tiene raíces profundas. Ya en los años 20, el académico Oliver Sheldon comenzó a abordar la necesidad de que las empresas compartieran no solo sus éxitos económicos, sino también el impacto de sus actividades en la comunidad. A lo largo de los años, esta visión ha evolucionado, especialmente a partir de la década de 1950, cuando una serie de escándalos financieros reveló los peligros de una gestión empresarial que ignoraba las consecuencias sociales de sus decisiones.
De los beneficios financieros a la responsabilidad social
Durante mucho tiempo, las empresas fueron vistas principalmente como entidades que debían generar beneficios para sus accionistas, sin importar mucho lo que sucediera más allá de las puertas de la compañía. Esta concepción, conocida como la “empresa unitaria”, tenía como principal objetivo maximizar las ganancias y rendir cuentas únicamente a los accionistas.
Sin embargo, desde los años 70, una nueva perspectiva empezó a ganar terreno, especialmente en países desarrollados: la empresa pluralista. Esta visión considera a las empresas como organismos que no solo interactúan con sus accionistas, sino con una serie de otros grupos — llamados stakeholders o partes interesadas — que incluyen a la plantilla laboral, clientela, los proveedores, la comunidad local e incluso el medio ambiente.
Bajo este enfoque, las empresas deben encontrar un equilibrio entre las expectativas de todos estos grupos, ya que su bienestar es clave para la supervivencia y el éxito a largo plazo de la empresa.
La transición del accionariado a las partes interesadas
El economista Milton Friedman, en 1970, defendió la idea de que la única responsabilidad de una empresa es generar beneficios para sus accionistas, siempre dentro del marco legal. Para él, la gerencia de las empresas solo deberían preocuparse por aumentar las ganancias de los y las accionistas, sin tener en cuenta los intereses de otros grupos de la sociedad.
Sin embargo, este modelo ha sido cuestionado fuertemente por pensadores como R. Edward Freeman, quien en su teoría de los stakeholders argumentó que el personal ejecutivo deben gestionar las empresas de manera responsable, atendiendo las necesidades y demandas de todos los grupos involucrados. Freeman amplió la idea de que una empresa no puede ser vista solo como un vehículo para enriquecer a sus dueños, sino como una entidad que debe contribuir al bienestar de la sociedad en su conjunto.
La Información empresarial: más allá de los números
La manera en que las empresas comunican su actividad también ha cambiado. Si bien durante años las empresas han centrado su divulgación en aspectos financieros, cada vez más organizaciones están siendo presionadas (o incluso obligadas) a ofrecer información más amplia sobre su impacto social, ambiental y ético.
Esta transparencia en la divulgación de información es crucial por varias razones. En primer lugar, permite a inversores, consumidores y demás partes interesadas a tomar decisiones más informadas. Un consumidor, por ejemplo, prefiere saber si una empresa está comprometida con prácticas laborales justas o con la sostenibilidad ambiental antes de comprar un producto. Además, las políticas de responsabilidad social se han convertido en un factor importante para las empresas que desean ganar la confianza de sus clientes y asegurar su reputación en el largo plazo.
Hoy en día, la transparencia no solo es un tema de ética empresarial, sino una necesidad para la competitividad en mercados globalizados. La divulgación de información más allá de los aspectos puramente financieros se ha convertido en una tendencia que no solo responde a una demanda social, sino también a las regulaciones de gobiernos y organismos internacionales que buscan garantizar un comportamiento empresarial más ético y responsable.
En muchos países, las leyes de divulgación obligan a las empresas a reportar sobre temas tan diversos como el impacto ambiental, el trato a los empleados o sus políticas de gobernanza. Sin embargo, muchas empresas también están adoptando una postura proactiva, divulgando más información de la que la ley exige, con el objetivo de fortalecer su reputación y establecer relaciones más cercanas y transparentes con sus públicos.
Un cambio de paradigma
Ampliar la visión de las empresas hacia un enfoque que considere a todas las partes interesadas — y no solo al accionariado — puede desencadenar una verdadera revolución en la forma en que las empresas operan. Para satisfacer las demandas de estos diferentes grupos, las empresas están empezando a compartir más información sobre sus actividades, no solo en términos financieros, sino también en áreas como la sostenibilidad, la ética empresarial, la diversidad e inclusión, y la responsabilidad social.
Este cambio de paradigma permite una mayor transparencia, lo que puede llevar a una mejora en la confianza pública y, a su vez, a un mayor éxito a largo plazo. Las empresas que adoptan un enfoque integral, que considera tanto los intereses de los accionistas como los de otros grupos de interés, están mejor posicionadas para prosperar en un entorno económico y social que exige mayor responsabilidad.
La transparencia en la divulgación de información empresarial es mucho más que una simple obligación legal. Es una estrategia fundamental para las empresas que buscan construir relaciones sólidas y sostenibles con todos sus grupos de interés. Al ir más allá de los números financieros y compartir información sobre su impacto social, ambiental y ético, las empresas no solo cumplen con un deber moral, sino que también ganan la confianza y el apoyo de un público cada vez más consciente de la importancia de la responsabilidad corporativa.
Así, la divulgación de información se convierte en un motor clave para el cambio hacia un modelo empresarial más justo, ético y transparente, en el que todos los actores de la sociedad jueguen un papel activo y se beneficien de los éxitos compartidos.
Referencias bibliográficas
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